Las ciudades, la mía es una, pequeña, ciudad de provincia, recogida,
austera, sencilla, siempre con muchas
gente de fuera, que viene a hacer fotos a la historia impresa en sus
monumentos; a comer cochinillo y cordero, en los, caseros y tradicionales ,restaurantes y
mesones. que respiran sabor; a sentir la cotidianeidad de lo no disponible, que vaga por otras vidas ajenas a la prisa; a contaminarse del aire puro, que
llega desde la sierra; a naufragar en el olvido de sus recuerdos, que no lloran
en sus mesillas de noche; a leer en el románico de las iglesias, que adornan la
oración en las calles. Las ciudades, incluida la mía, en estos meses de
soledad, de ausencias, de despedidas, han soñado con la fantasía de volver a
ser las de antes.
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