Llevo días, observando callada, silenciosa, con pena, la decadencia de uno de mis tomates, que se ha empeñado hacer un referéndum, para debatir si los tomates se quedan en la huerta o se declaran independientes del riego colectivo. Apenas, tiene apoyo, pero, ha logrado dividir, enfrentar, acosar, socavar al resto de los tomates. La mayoría, sabe que es ilegal, ya que, va en contra de las leyes establecidas en el huerto. Pero, hay un grupo, que presenta resistencia, que ataca, que agrade, que señala a quien no piensa como ellos. El miedo se ha instalado en el seno del huerto. Las voces gritan por encima del horizonte, llegando al abismo. Sólo buscan el adiós, el susurro de la utopía, que nunca es justa. La decadencia del tomate, es una pesadilla con sobresaltos, de los que, la huerta tardará en recuperarse.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)
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