El otoño, son versos rotos, en cepillos de los barrenderos, de los jardineros, que se afanan por recoger hojas sin destino. El otoño, son caricias mojadas por la lluvia, suspensas en la distancia. El otoño, es la agonía de ramas de los árboles, que se desnudan ante el frio. El otoño, son guantes derribados por el silencio, de aquellos, que no pueden calentarse en el hogar, y han de cruzar el estrecho con las mejillas ateridas de sueños. El otoño, camina hacia el otro lado de la verdad, ese, que no queremos dibujar.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)
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