miércoles, 31 de octubre de 2018

Los cementerios

Es una sensación extraña ir al cementerio y saber que allí, viven mis bisabuelos, tíos abuelos, y abuelos, y   comprender que  están en baja forma; que no podré tomar un café con ellos; que  no soy capaz de descifrar su abecedario de emociones;  que carecen de argumentos para convencerme de que vuelva; que han olvidado sus huellas dactilares; que son huesos quebrados en medio del aire; que no me reconocen, pese que a mi corazón late gracias a ellos; que son silencios envueltos en el presente. Pero, pese a toda la tristeza que me embarga al cruzar la puerta del cementerio, necesito abrazar su recuerdo.
Con todo mi amor a mis tatarabuelos, bisabuelos, abuelos, tios abuelos,
Os quiero
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martes, 30 de octubre de 2018

Carvana de migrantes

Yo camino, junto con los hombres, mujeres y niños, centroamericanos, que anhelan cruzar la frontera mejicana.  Yo he sufrido violencia, hambre, silencios, soledades, lágrimas. Yo sólo tengo mi mochila, mis pies y mis sueños.  Yo soy espejo de mi pueblo perseguido. Yo no entiendo, que un hombre mande el ejército a la frontera para impedir que mi sonrisa tenga sentido. Yo pido, que el pueblo, americano, nos ofrezca una oportunidad para ser felices. Nunca tuve nada. Resistí bajo la incertidumbre, pero, ya no puedo más y he de lograr que mis hijos abracen la esperanza, y olviden el dolor.
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lunes, 29 de octubre de 2018

Bailarinas en el agua

Las cucharas, inician el baile bajo el agua;  acotadas por el vaso , que se estremece ante la delicadeza de formas, que se mueven sin espacio; que se deslizan sin sentimiento; que se buscan sin espejos; que se besan sin principios; que se anhelan sin distancias.  Las cucharas, terminan sus movimientos, bajo el grifo, que siempre aplaude la belleza.
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Ver fotos antiguas

A veces, necesito bucear entre fotos antiguas. Sus protagonistas, permanecen encerrados en vestidos solemnes; en tímidas sonrisas; en miradas fijas; que no adivinaron que en el futuro servirían de refugio  a una mujer, adulta;  que nunca imaginaron; que nunca pensaron; que nunca sospecharon que los podría amar. Pero, hoy tengo frio; estoy cansada de no creer en nadie;  anhelo abrazar a la niña de la foto, que se llamaba Encarna Heredero. Un nudo, se aproxima a mi garganta; lloro bajo la nieve del recuerdo; sin oponer resistencia; ni buscar refugio. Lloro al paso del tiempo sobre "la rubia de las arandelas"; así, la llamaban en la fábrica, donde conoció a mi abuelo. Lloro a la  eternidad;  y sé, que mi abuela, me regañaría, por no sonreír; pero, hay días, abuela,  que sólo puedo hablarte asi.
Con todo mi amor, a mi abuela, Encarna Heredero Sanz
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domingo, 28 de octubre de 2018

Ser mujer


A pesar de ser mujer, ando despistada por el rumbo del feminismo. Para mí, el feminismo es un movimiento social,  como nos dijo, nuestro profesor, de Historia Contemporánea, en quinto de carrera, nació en el siglo dieciocho. Esa era mi idea central, a la que he ido añadiendo, lecturas de mujeres como  “La vindicación de los de derechos de la mujer” de Mary Wollestonecraf,  que es una de las pioneras del feminismo. He asistido a charlas sobre mujeres; he leído muchos libros de escritoras, poetas, narradoras. En la Historia pasada, las mujeres nunca se rebelaron contra lo establecido. Asumiendo su condición de protagonistas secundarias. Aunque, muchas, en la clandestinidad trabajaron sin ser vistas,  ni escuchadas, Hay ejemplos, en nuestras familias, de mujeres admirables, que pueblan nuestra memoria del sacrificio que hcieron; de la bondad que construyeron; de las palabras que no dijeron. Ellas, nuestras ellas, asistirían esperanzadas al cambio social que se esta produciendo, y en el  que ando perdida entre conceptos como” Patriarcado,  Heteropatricado, femininazis, lenguaje inclusivo” tendré que aprender con paciencia y con algunos desvelos, pues no siempre estoy de acuerdo con todas las mujeres. En Facebook, he visto que han publicado la”Principesa”, versión feminista  del “Principito”; hecho que ha ocasionado una guerra verbal entre las mujeres a favor y las mujeres en contra.  Cuando Saint-Exupéry, escribió el”Principito” en abril de 1943, pensó en un niño. Un niño, que ha inundado las almas de millones de lectores, que sintieron la complicidad de una flor, de una serpiente, de un planeta vacío. Las mujeres, en su lucha por la visibilidad social, no deberían cambiar la Hstoria pasada, sino empoderarse en el presente en los pequeños, en los grandes escenarios de la vida, para que un futuro ser mujer sea algo que no haya que reivindicar.

Con todo mi amor, al futuro, mis dos sobrinas
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¿ Por qué la gente necesita la religión?


Últimamente,  me bordea la pregunta de la necesidad de la religión, siempre que estoy en un templo, escuchando música o en medio de una misa de funeral; donde no puedo evitar llorar y ser parte del cadáver, sin ojos, ni boca, ni pómulos, ni labios; que adopta la rigidez como forma de sobrevivir a su destino. El sacerdote intenta consolar a los familiares con frases de vida eterna, pero, no sé si llega a sus pañuelos ateos, llenos de dolor e incertidumbre.  La realidad nos acerca a la certeza,  de tener que morir en cualquier momento, arropados por circunstancias que no deseamos, pues viviríamos siempre,  aunque, fuera como meras pompas de jabón. Entonces, pienso que la religión, tal vez, sea un consuelo a la vida efímera, dura, cruel, sin paraísos.
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¿Gobernar a cualquier precio?


El  gobierno, no debería gobernar a cualquier precio. No es aconsejable,  gobernar con los minutos de tantos partidos a la vez; con las banderas  como armas arrojadizas;  con la burla como parte de las sesiones parlamentarias; acudiendo a las cárceles,  para convencer de que la suma de dinero, será la correcta para tirar hacia delante; cambiar, cada día, de impuesto, para que Europa apruebe el techo de gasto. El país, requiere, hombres y mujeres responsables, que piensen en los ciudadanos;  en sus sueños necesarios para  llegar a fin de mes, sin velas, ni linternas encendidas; puesto que,  el precio de la luz, se ha disparado ante las números insumisos de un gobierno, que no tiene claro, quién decide, ni qué hacer.

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sábado, 27 de octubre de 2018

Recordando

Anoche, nos encontramos, dos amigos y yo, a la hija del pintor Lope-Tablada de Diego. Una mujer nacida en 1934, con la que habíamos coincidido hace un año en otro acto cultural. Animados por el reencuentro, nos dejamos llevar por la conversación, sosegada, tranquila, fructífera; con  pausas propias del diálogo. Su padre, fue alcalde en la República. Pensé en mis bisabuelos y abuelos, que lo tendrían por alguien importante, y buena persona. En la guerra, sobrevivían con  un trocito de pan todo el día. Su padre, siempre se ganó la vida como artista. Sufriendo, avatares, desasosiegos, envidias, desprecios, pero, siempre tuvo paciencia  y constancia. Uno de sus cuadros, fue expuesto detrás de una puerta. Lope, sintió pena, pero  años después, en  otra exposición ganó el primer premio. Ella, siempre estuvo rodeada de artistas que hacían tertulias y recitaban poemas. No conoció a Machado, pero si, a la dueña de la pensión donde vivió, que la enseñaba a hacer punto. Los recuerdos se agolpaban en su mente; algo cansada por el trasiego de los años sobre ella. El frio, la lluvia, erosionaban la delicadeza de sus palabras, que inundaron mi momento de belleza, de lucha y de soledad.


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jueves, 25 de octubre de 2018

Noticias pasadas

Leo un periódico del 30 de junio de 2018"Tres bebés muertos, y un centenar de desaparecidos en las costas de Libia". Mis lágrimas acuden sin pedir permiso. Los naufragios de los emigrantes, pasan desapercibos; se los traga  el mar, en su lucha por una vida sin hambre, sin enfermedad, sin llantos incontenibles. La esperanza es asesinada bajo la complicidad de los gobiernos;  que sólo, se reúnen para quedar bien delante de los espejos, a los que no son capaces de traicionar, por miedo a ser asesinados bajo los Idus de marzo. Los jefes de Estado, como si fueran migrantes, no deberían llevar flotadores en pateras sin destino; así tal vez, dejarían de reírse en los sofás, de estrecharse las manos; de posar para la posteridad y hacer algo para que los bebés duerman  con una nana no asustados por peces en los fondos abisales.
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Amanece



 Me resisto a creer en las farolas de la calle; a admirar a las bombillas; a sucumbir ante las velas, Me pongo al servicio del amanecer, sigo sus dictados. No abro los ojos hasta que la luz ciegue mis pupilas, escasas de pesadillas, necesitadas de sueños indomables; abrumadas por la rutina.  Cierro mi esperanza ante la duda. Olvido el silencio del destino. Invado mi utopía.  El amanecer, nunca me habla, pero si susurra. Voy aprendiendo su alfabeto para poder escribir sobre él.  Amanece.
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Hojas secas y olvido

Nadie queremos creer en el olvido; por eso, tal vez, corramos tanto, y no estresemos sin pausa; pero, la prueba, de que existe, son las hojas secas que pueblan calles, aceras, jardines, bancos, instantes, delirios, anhelos, besos, amaneceres, atardeceres, utopías, desencuentros, desembarcos, sueños, pesadillas, gomas de borrar, escenarios, radiografías. Las hojas caen con miedo, al otro lado de horizonte; donde alguien con un corazón envuelto en plástico, llorará inmerso en olvido.
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martes, 23 de octubre de 2018

Caricias

Nadie acaricia cuando quiere sino cuando puede. El poder de decir, reside en la cercanía o la lejanía de lo que se quiere acariciar; tal vez, nunca lo pensamos con los dedos, sino con el deseo;  que vagabundea, entre la incertidumbre,  como si de un globo con gas se tratara; que vuela, hacía otros espacios, donde sentirse importante no es un requisito de un formulario, es un clavel bajo el grifo, de donde caen  gotas de agua que mojaran anhelos.
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lunes, 22 de octubre de 2018

Monstruos en la ventana

Ya no tengo edad, para creer en los monstruos como seres deformes; sin, con, ojos; con caras de cubiertas por toallas de playa o mantas de Ikea; con voz de volcán en erupción;  pero, a veces los veo al otro lado de la ventana;  debe ser, el efecto óptico de la soledad sobre mi pensamiento, que entiende que no hay nada mejor que tener a un monstruo como amigo, para que te consuele de las desavenencias con los amigos, que pululan sobre las certezas, las incertezas; las agonías; las envidias; la crueldad; el egoísmo.  Los monstruos, son sinceros con sus sentimientos, con sus movimientos; no hace falta jugar al ajedrez con ellos. Por eso, veo monstruos en vez de amigos.
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Paraguas abandonado

Iba caminando, recordando a las margaritas que visitaba, cada día, cuando alcé la mirada y vi a este paraguas olvidado, en una zona de Segovia. Desde entonces, lo  visito con frecuencia, como si fuera un dios tirado en un altar de la desidia municipal. El abandono de un objeto sin voz, no importa a nadie,  tan sólo, a quienes paseamos inmersos bajo la sombra de la lluvia en nuestra espalda y lloramos como espejos de ella.
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domingo, 21 de octubre de 2018

El otoño y la tristeza

El otoño y la tristeza, caminan de la mano; se besan suavemente; se acarician en cualquier lugar, donde el espacio no sea un utopía; se dejan llevar por el viento hacía el más allá, donde la nostalgia llorará su adiós. El otoño es sombra. La tristeza es espejo silencioso del olvido, que a pesar del paso tiempo sobre él nunca recuerda.
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Diferencias

En mi infancia, había un pasatiempo con dos viñetas para buscar las diferencias entre ellas. Esto lo recuerdo, porqué cuando  leo lo que paga Puigdemont por el alquiler de la casa en Waterloo 4.400 euros al mes. Contemplo las diferencias, entre este líder que pretende proclamar la independencia,  de los políticos españoles, que tuvieron que huir tras la Guerra Civil, y pienso que ellos, si que eran valientes, fuertes, luchadores. Sobrevivieron en la clandestinidad, sin apenas dinero; sufriendo en su cuerpo maltrecho, los rigores de la distancia de su país; de su manera de ganarse la vida; de sus costumbres; anclados a un devenir siempre incierto y con la certeza. de que, si volvían a España, tal vez, fueran condenados a muerte.  El estadista audaz, huido de la justicia;  vive en una mansión, mientras que muchos de sus votantes hacen malabares enfundados en lazos amarillos invisibles, para llegar a finde de mes¡ El presidente ha muerto, viva la República!

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viernes, 19 de octubre de 2018

Encuentro con mis abuelos

Nunca sé cuándo van a aparecer, así que, no espero nada de ellos. Llegan de repente sin hacer ruido;  besan mi frente;  se acomodan al lado de mi almohada como cuando era pequeña, y me parecían grandes e imbatibles. Mis ojos cansados por el día, se sumergen en la otra realidad en blanco y negro o color. Hablaba con mi abuela, Encarna. La notaba cansada, envejecida, apagada, pachucha. "Abuela, no quiero que te vayas" a la residencia, la decía. Mi inteligencia sabía que mi abuela nunca fue a una residencia, que siempre estuvo con nosotros." Allí, me dan muy bien de comer", contestaba. La abrazaba contra mi pecho, me resistía a que se fuera. Antes de cruzar la puerta de casa, fue a saludar a mi hermana, Alicia, que parecía sacada de una las miles de fotos que tenemos con ella. La hablaba con cariño, la besaba. Su decadencia me estaba matando. No quería perderla. Abrió la puerta de casa, se fue. La seguí, entró en su casa, había un cristal que me separaba de ella. Una habitación pequeña con un balcón y una cama. Mi abuelo apareció de repente." Abuelo", grité. Ellos  no me oían. Me desperté sabiendo, que mis abuelos, nunca se habían ido de su casa, que esa era su cielo.
Con todo mi amor a mis abuelos maternos
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Bodegón de zapatos

Zapatos con tacón, sin tacón. Zapatillas de deporte. Zapatillas de estar por casa; se unen en el armario; encerrados bajo la nostalgia de quien abre y cierra, sin saber hacía donde se dirige; envueltos en su paraguas de dudas; acariciados por los susurros del olvido; despistados por el horizonte sin semáforos. Las huellas de los zapatos y zapatillos;   lloran, en su cárcel, hasta que se agotan de ser suplicar oxigeno para sonreír.  Así que,  inmersos en la incertidumbre de su vida, se apagan lentamente, al lado, de otros zapatos,  sin empatía;  que buscan palabras nunca dichas, nunca imaginadas, nunca expresadas; que anhelan ser trabajados para no ser víctimas de su adiós prematuro en un armario sin eutanasia.
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miércoles, 17 de octubre de 2018

El amanecer

Amanece sin fronteras, ni escrúpulos al otro lado de la realidad; donde la noche se esconde entre sombras.  Actúa como si fuera un delincuente del día;  que   lo esposa con su indiferencia; que lo busca en el cansancio de las dudas; que  lo interroga en las sonrisas de los semáforos;  que  lo llama en  las lágrimas de las hojas secas;  que lo acaricia en los difuntos en descomposición;  que lo mastica en las amarguras del chocolate; que  lo grita con los besos imposibles de acariciar;  que lo dibuja  con las acuarelas sin colores;   que lo escupe en las chimeneas de antaño; que  lo admira con los ojos en decadencia;  que  lo analiza con las manos sin huellas; que lo aborrece con los sentimientos sin destino. Amanece porqué no le queda más remedio.
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Payaso insumiso

Si fuera un payaso de plástico, me declararía en rebeldía contra la tarea doméstica de fregar los platos; tocaría mi trompeta de besos y de sueños para acariciar la realidad que anhelo; a la que llegaría a través de una melodía lenta, ajustada a mis principios, torpes,  desiguales y contradictorios; que no llorarían por el  abandono, que me produce fregar platos y ver cómo mis sueños, son tragados por fregadero, como si gotas de agua sin destino se trataran.)©
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martes, 16 de octubre de 2018

El paso del tiempo

El paso del tiempo afecta hasta los collares, que como si de ajos se tratara, se van despojando de sus capas hasta quedarse en esqueletos artificiales; que brillan bajo el recuerdo. donde alguien llora, sin preguntar, sin pedir permiso, sin sacar pecho. Ausente del dolor, inmerso en su soledad vencida.
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lunes, 15 de octubre de 2018

La mujer rural

La mujer rural era mi abuela. Nacida en el Guijar de Valdevacas( pueblo de Segovia). Madre de ocho hijos, abuela de 15 nietos. Sus pequeñas manos, acompañadas de sus agiles piernas, de su sonrisa valiente; surcaron los campos castellanos entre silencios; adornaron madrugadas; inventaron pucheros con garbanzos; sembraron bajo la lluvia; recolectaron sin sombrero.  La mujer rural era mi abuela, hecha con tierra;  enterrada bajo el horizonte de una época, donde los sueños eran en blanco y negro; donde las comodidades nunca fueron parte de la soledad; donde la libertad de abrazar  las estrellas era parte de la existencia; donde ser mujer no era una conquista; donde ser mujer era una hoguera con llamas de  trabajo, que crepitaban bajo la almohada.
Con todo mi amor a mi querida abuela Evarista de Andrés.
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La marca del atardecer

El atardecer se explaya incontestable sobre el horizonte, que parece un suspiro ante la mirada incontenible de querer atraparlo del visionario; que sale sin escalera a la calle, inmerso en sus dudas sobre la existencia de un día, que parece calcado del anterior, ajustado a un plan progamado, heredado de sus padres, como si nada fuera posible fuera de él. El atardecer se despide sin gritos, ni poemas, tan sólo con la voz del silencio, esa que se posa en el olvido.
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domingo, 14 de octubre de 2018

Noticias que nadie lee


Nunca leo el periódico el día que lo compro, a veces, tardo meses. Así que, ya conozco el fin de la historia, eliminando el suspense que genera la realidad. Pero, hay noticias que me aburren, pero procuro entender;  entre ellas las de economía, que me dejan en  la subida de impuestos; en  los presupuestos aún no aprobados;  en  la guerra comercial que Trurmp( el presidente que ha establecido la máxima de "América para los americanos") con cualquier estado que atente contra sus ingresos. Aliándose contra él, China y Rusia. Voy subrayando lo que me parece importante, para intentar retenerlo en mi mente. Soy poca habilidosa con las matemáticas. Las cuentas de los países,  no son más, que restas y sumas combinadas en el psicotécnicos de una masa de gente anónima, quien, se ve abocada a sufrir los estragos de seres estratosféricos, que piensan como si fuera importantes. Tal vez, por la falta de empatía de los creadores de la macroeconomía, no leo casi nunca sus dictados.
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Saber mirar

En esta foto,  se puede ver a la incubadora de una castaña, que ha volado hacía el suelo, esperando una vida en libertad. La vaina se ha posado sobre  un banco gris; donde ha caído del árbol, tal vez, impulsada por el viento y por la lluvia, que no han dejado de acosar a su sentido común, que se ha vuelto rojo. Color  del paraguas, con el que me protegía de las gotas de agua; que ocultaban mi sombra reflejada en el banco. Las realidades se solapan en una misma mirada, que nunca será capaz de acaparar todo lo que sucede mientras intenta averiguar cuál es la verdad©
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Venezuela

 Hace más de quince años, que hice un curso de Librería en Madrid; me encontré con una venezolana exiliada, quien me hablaba de los milicias bolivarianas. Un día, se puso a llorar por la suerte que habría corrido uno de sus hermanos con estas milicias.  Mi excompañera de curso, a quien no he vuelto a ver, y si, la viera no sé si la reconocería;  me acercó a la situación de un país del que llegan pocas noticias a España. Las que encuentro, las destripo de los periódicos. Sé que no pueden decir lo que piensan, porqué si lo hacen son encarcelados, o, se suicidan sin motivo.  Sé que pasan hambre, no hay alimentos en las tiendas. Sé que no tienen medicinas en sus hospitales. Sé que cruzan la frontera para buscar un futuro en Colombia. No sé, cómo soportan a un hombre, que ha sustituido a otro hombre, que no piensa en ellos; porqué desconoce el significado de la palabra dignidad; porqué ama mirarse en el espejo antes de saltar al otro lado;  porqué besa a la dictadura como democracia; porqué no entiende que la vida es empatía y por eso practica el egoísmo, que mata los sueños de libertad de tantos venezolanos que lloran pidiendo permiso.
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jueves, 11 de octubre de 2018

Soledades

No sé, si es bueno y necesario tomar distancia de la soledad. En la foto, hay varias soledades: la de plancha de mi bisabuela, Juliana; la de mi tía María, su hija; la de un viejo diccionario, roto en dos partes desiguales; la de tres claveles marchitos; la de un collar de perlas; la de un trapo de tela que parece un manteo de segoviana. Las soledad de mi tía, María,  tal vez se aliviara acariciando la plancha de su madre; quien, tuvo ocho hijos en los que verse reflejada; y ya cansada por la noche leería esas palabras imposibles de descifrar, que a la alejarían de las preocupaciones de sus siete hijos casi casados, y su hija, María, que no tenía suerte con los hombres con los que se cruzó y lloraba arropada con su manteo segoviano, desgastando  con sus dedos un collar de perlas como si fuera un rosario de avemarías para consolarse de su soledad; que siempre fue vigilada por sus hermanos y sobrinos
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miércoles, 10 de octubre de 2018

Pasado, presente y futuro

Pasado, presente y futuro forman un collage, a veces, no bien avenido, de imágenes, sentimientos, búsquedas, anhelos, pasiones, silencios, soledades, resucitados en los objetos que guardamos, como si al hacerlo, fuéramos a retener los momentos que nos precedieron, que nos preceden, que nos procederán. Conjugar el tiempo, requiere ser hábil con los espejos, no romperlos, ni llorarlos;  tan sólo inundarlos de sueños, que como puzles del pensamiento se unen sin pedir permiso en nuestra memoria.
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El dolor

Nunca he tomado pastillas para combatir el dolor psíquico, que me ha lacerado en multitud de ocasiones. Cuando me clava la lanza, suelo llorar sin miedo, tranquilamente, en soledad. No me gusta tener testigos de mis lágrimas.  Mi tristeza,  forma parte de mi austera intimidad,  que nunca descifro. Me gustan los jeroglíficos del sentimiento. Si algo voy aprendiendo con el paso de los años, es que el dolor se supera, poco a poco, sin traumas, ni estragos. Las personas, que amamos, que queremos, que invitamos a compartir nuestro tiempo en la vida, que siempre es limitado;  nos decepcionan,  y eso atrae  al sufrimiento;  que invade  nuestro cuerpo, hasta llegar al último reducto de nosotros mismos, que es nuestra sombra. El dolor no es fácil, pero si necesario, para avanzar hacia la felicidad, encubierta en nuevas heroínas y héroes, que rescatarán nuestra sonrisa de la despedida.

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lunes, 8 de octubre de 2018

Dictuduras encubiertas en democracias

Las noticias, me han llevado a cuatro países con cuatro asesinados; que, casualidades del destino,  eran un opositor al régimen en Venezuela, Fernando Albán;  y, tres periodistas, inmersos en investigaciones sobre la corrupción en Bulgaria, Viktoria Marinova; en Malta, Daphne Caruana; en Eslovaquia, Jan Kuaciak. Estos ciudadanos, "presuntamente" eliminados de la vida pública, lo han sido,  por añadir sus esfuerzos para una sociedad más justa ; donde aquellos, que manipulan, roban, defraudan, ejecutan la libertad; sean puestos en manos de la justicia, pero, antes de llegar a los tribunales, alguien los ha eliminado, dejando que sus investigaciones sean enterradas junto a ellos. Estos países, no son democracias donde se respeta la libertad de expresión, son dictaduras encubiertas, que como si fueran vientos huracanados,  derriban a sus ciudadanos postrándolos en las calles,  al lado de las hojas secas, para ser arrojadas a los contenedores del olvido.
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¿Realidad o realidades?

La realidad, se refleja enfrente de mi ventana;  no sé, si soy yo, o un espejismo del ayer, que se cuela a través del cristal. Me da miedo asomarme; tal vez, mi miopía y astigmatismo  me proteja, de mí, fuera de la ventana. Ya no sé si me conozco, a veces, dudo de mi existencia. Creo, que soy un garbanzo dentro de un cocido mal calentado;  pero sigo sonriendo, pese a las distancias, invisibles. que me separan de las realidades, adonde nunca llegaré por mi propia voluntad, sino por la varita mágica del destino
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La nostalgia

La nostalgia es perezosa, no necesita compañeros de viaje; ni se baja en la próxima parada del autobús. Es como una flor, que muere, lentamente, con el paso de los de años; que llegan acompañados del subjetivo tic-tac; que nunca desfallece en su ritmo, por miedo a sentir la soledad; a dolerse del silencio, donde podría ser enterrado junto a la nostalgia, que llora bajo la almohada cada amanecer.
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domingo, 7 de octubre de 2018

otoño atrapado

El otoño, parece que nunca va a llegar, y cuando lo hace se pega a nuestros zapatos; que caminan atados a los atajos del paso del tiempo, que besan a nuestras sonrisas;  olvidando la distancia, para correr insomnes sin rumbo en calles, asfixiadas por el viento utópico, que huele  a nostalgia. El otoño, cae lentamente, como nuestro recuerdo, para ser atrapado en el destino.
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viernes, 5 de octubre de 2018

He aprendido

Llegado a este punto de mi vida, harta de tantos amigos a quienes dejé en el camino,  no por gusto, sino  por no poder soportar más sus descosidos hacía mi persona. He aprendido a valorar a quien me escucha; a ser fiel a  quien me apoya; a comprometerme con quien me recibe con los brazos abiertos; a arrepentirme poco y seguir hacia adelante, sin mirar la vista hacia atrás; el pasado nunca es certero, ni verdadero, tan solo, algo pasajero; a hablar, con las pequeñas cosas que me rodean como si de ellas dependiera mi felicidad; a fotografiar lo que vagabundea sobre mi mirada sin acosarla; a creer que siempre la vida es maravillosa, pese al fracaso, la duda, la incertidumbre; a  navegar bajo el anonimato del horizonte; a  luchar por sonreír al lado de mis lágrimas; a ser fiel a mis principios: ser libre, ser rebelde, ser yo. Llegado a este punto
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martes, 2 de octubre de 2018

¿Quién gobierna este pais?

Vivo sin vivir en mí, como diría San Juan de la Cruz, desde que no  sé quién gobierna este país. Mis dudas, vagan entre  nombres que van y vienen,  de un lado a otro de la realidad;  que vadean mis necesidades de pedir explicaciones;  que interrogan al sentido común sobre quién decide sobre mi persona.  Tal vez, sea Calvo o Celaá; o tal vez sea, Sánchez o Torra. Uno de los cuatro dicta desde su puesto de mando,  las órdenes que he de acatar; cada día con  más escrúpulos hacía la soberanía popular; que deposito cada cuatro años, o menos últimamente, en un hombre, siempre son hombres; que traicionan mi confianza, vendiéndose al mejor postor para conseguir pilotar su destino, que nunca coincide con el mio.  Vivo sin vivir en mí.
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Los nuevos Auschwitz

Cada vez, que me enfrento a un examen de oposición me siento en un  nuevo Auschwitz. Un montón de seres humanos, somos adormecidos en un llamamiento, que como si fueran los vagones del destino nos dejan en nuestro pupitre. Los seres permanecen callados, ausentes, sin mirarse. Saben que cualquiera los puede arrebatar el plato de comida. Las sonrisas se han exiliado al otro de la alambrada, donde gente con trabajo escupe delante de los escaparates sin miedo. Las hojas de examen expulsan gas, que en noventa minutos nos dejarán muertos. Los vigilantes amenos, charlatanes incluso, recogerán nuestros cadáveres que serán enterrados en una fosa común, donde nuestros nombres y apellidos desaparecerán en medio de la contaminación de la gran ciudad, que espera nuevos vagones para eliminar a sus seres marginales del asfalto
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