A veces, necesito bucear entre fotos
antiguas. Sus protagonistas, permanecen encerrados en vestidos solemnes; en tímidas
sonrisas; en miradas fijas; que no adivinaron que en el futuro servirían de
refugio a una mujer, adulta; que nunca imaginaron; que nunca pensaron; que
nunca sospecharon que los podría amar. Pero, hoy tengo frio; estoy cansada de
no creer en nadie; anhelo abrazar a la niña de la foto, que se llamaba
Encarna Heredero. Un nudo, se aproxima a mi garganta; lloro bajo la nieve del
recuerdo; sin oponer resistencia; ni buscar refugio. Lloro al paso del
tiempo sobre "la rubia de las arandelas"; así, la llamaban en la fábrica,
donde conoció a mi abuelo. Lloro a la eternidad; y sé, que mi abuela, me regañaría, por no sonreír; pero, hay días, abuela, que sólo puedo hablarte asi.
Con todo mi amor, a mi abuela, Encarna Heredero SanzAna Tapias( todos los derechos reservados(
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