Nadie queremos creer en el olvido; por
eso, tal vez, corramos tanto, y no estresemos sin pausa; pero, la prueba, de
que existe, son las hojas secas que pueblan calles, aceras, jardines, bancos,
instantes, delirios, anhelos, besos, amaneceres, atardeceres, utopías,
desencuentros, desembarcos, sueños, pesadillas, gomas de borrar, escenarios, radiografías.
Las hojas caen con miedo, al otro lado de horizonte; donde alguien con un
corazón envuelto en plástico, llorará inmerso en olvido.
Ana Tapias) todos los derechos reservados=©
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