La nostalgia es perezosa, no necesita compañeros de
viaje; ni se baja en la próxima parada del autobús. Es como una flor, que
muere, lentamente, con el paso de los de años; que llegan acompañados del
subjetivo tic-tac; que nunca desfallece en su ritmo, por miedo a sentir la
soledad; a dolerse del silencio, donde podría ser enterrado junto a la nostalgia, que llora bajo la almohada cada amanecer.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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