El paso del tiempo afecta hasta los collares, que como si de ajos se tratara, se van despojando de sus capas hasta quedarse en esqueletos artificiales; que brillan bajo el recuerdo. donde alguien llora, sin preguntar, sin pedir permiso, sin sacar pecho. Ausente del dolor, inmerso en su soledad vencida.
Ana Tapias(todos los derechos reservados)©
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