Anoche, nos encontramos, dos amigos y yo,
a la hija del pintor Lope-Tablada de Diego. Una mujer nacida en 1934, con la
que habíamos coincidido hace un año en otro acto cultural. Animados por el reencuentro,
nos dejamos llevar por la conversación, sosegada, tranquila, fructífera;
con pausas propias del diálogo. Su padre, fue alcalde en la República.
Pensé en mis bisabuelos y abuelos, que lo tendrían por alguien importante, y
buena persona. En la guerra, sobrevivían con un trocito de pan todo el día. Su padre,
siempre se ganó la vida como artista. Sufriendo, avatares, desasosiegos, envidias,
desprecios, pero, siempre tuvo paciencia
y constancia. Uno de sus cuadros, fue expuesto detrás de una puerta.
Lope, sintió pena, pero años después, en otra exposición ganó el primer premio. Ella, siempre
estuvo rodeada de artistas que hacían tertulias y recitaban poemas. No conoció
a Machado, pero si, a la dueña de la pensión donde vivió, que la enseñaba a
hacer punto. Los recuerdos se agolpaban en su mente; algo cansada por el
trasiego de los años sobre ella. El frio, la lluvia, erosionaban la delicadeza
de sus palabras, que inundaron mi momento de belleza, de lucha y de soledad.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)
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