Leo un periódico del 30 de junio de 2018"Tres bebés muertos,
y un centenar de desaparecidos en las costas de Libia". Mis lágrimas
acuden sin pedir permiso. Los naufragios de los emigrantes, pasan desapercibos;
se los traga el mar, en su lucha por una vida sin hambre, sin enfermedad,
sin llantos incontenibles. La esperanza es asesinada bajo la complicidad de los
gobiernos; que sólo, se reúnen para quedar bien delante de los espejos, a
los que no son capaces de traicionar, por miedo a ser asesinados bajo los Idus
de marzo. Los jefes de Estado, como si fueran migrantes, no deberían llevar
flotadores en pateras sin destino; así tal vez, dejarían de reírse en los
sofás, de estrecharse las manos; de posar para la posteridad y hacer algo para
que los bebés duerman con una nana no asustados por peces en
los fondos abisales.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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