A las siete y cuarto de la mañana, salía a trabajar; algo confundida por el jet-lag de volver, tras cuatro días de volar, hacia del descanso, de formas, de vagabundeos de incertidumbre, de acertar o equivocarme. Algo adormilada, me fijé en un interruptor compuesto en dos mitades, con los cables al aire, que se expandía entre el portal de casa, y el de los vecinos. Llovía, pero me pudieron las ganas, saqué la cámara y lo fotografié. Unos metros, más adelante, había un hombre, al que no ví, hasta que me gritó" Cuidado señora". Lo miré asustada; pensando"¿ Qué haría allí a esas horas?, se acercó: me asusté aún más. Muy serio me dijo" Soy policía, no toqué nada, ahora vienen a recogerlo; han robado en la tienda de al lado"¿ Ha visto algo?, me preguntó. No me salían las palabras, mi voz temblaba" Llevo sin ir a trabajar cuatro días, tenia moscosos", me apuré a susurrar. Caminamos juntos; él se quedó esperando a sus compañeros, yo me fui, envuelta en un delito que no entendía. Me crucé con un coche patrulla, seguía lloviendo sobre Segovia.
Ana Tapias
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