Europa vive inmersa en un temporal de frio. La nieve cae sin dar tregua, dejando un paisaje acorde con el invierno. Unos lo llevan mejor que otros. Los refugiados que duermen en campanentos, corren el riesgo de convertirse en esqueletos helados. Dando a la frontera europea, un toque de cementerio ambulante. Nadie hace nada, los muñecos del mar, naufragan de sus sueños.
Ana Tapias
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