En las fotos antiguas; destaca, su coqueteo, con la perspectiva, que abre el plano; dando lugar al silencio del espacio; donde aún queda mucho por luchar, por amar, por soñar, por navegar, por anclar, por visitar, por emular, por atar, por abandonar. En las fotos contemporáneas, resplandece el color; que es el horror vacui; del que corre estresado, para no cruzar el semáforo en rojo; no puede esperar un minuto, si llega el último, alguien, será lo sustituirá en el trabajo; pagará su hipoteca; tendrá un buen entierro. Las fotos, muestran la erosión del tiempo sobre las costumbres.
Ana Tapias
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