Los seres humanos, tantas veces convertidos en inhumanos, cuando arrebatan la vida sin disimulo, con alevosía, con crueldad, a sus semejantes; se han convertido en moléculas en la distancia; en pequeños átomos a los que ignorar; en microscópicas partículas, a la que pisar; en enquistadas realidades, a las que obviar en el movimiento de rotación.
Ana Tapias
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