Últimamente, cuando voy al supermercado, no sé si pararme en el puesto de las verduras. Su precio amenaza mi bolsillo. Las judías están casi a 1, 40 como las acelgas; el brocoli, muy pequeño, esmirriado, parece un bonsái, a casi 1 euro. Las lechugas, y los tomates, no los miro. He de ajustar mi debilitado presupuesto, vuelvo a estar en el paro, a unas cuantas verduras. Doy una vuelta por el supermercado, comparando más precios. La verdura enlatada, está más barata que la fresca. Tendré que empezar a comer en la lata, para poder llegar a fin de mes, que nunca llego sana y salva; siempre acumulo deudas en los pantalones. La vida cada dia está más cara y yo más delgada.
Ana Tapias
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