El precio de las verduras, ha subido y nadie sabe cómo ha sido. Al ir a la compra, ajustaremos, nuestras digestiones, al precio de mercado, impuesto por las malas cosechas, que sufrieron las consecuencias del temporal. El calabacín, figura cansina en mis veranos: mi padre, lo cultiva en su huerta, para entretenerse; ha llegado a ser deseado por media España, que no alcanza a fin de mes. Nos esperan semanas, de comer pasta, a la luz de las velas; pues, la luz no deja de subir; y parece que la lluvia no va a caer. Vivimos malos tiempos para la vista y para el estomago; sólo nos queda el consuelo de que se acerca la primavera, habrá más luz de día, y tendremos menos tiempo para pensar en el Gobierno
Ana Tapias
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