jueves, 16 de febrero de 2017

Volver

Ayer, volví a mi lugar de trabajo; donde estuve siete meses archivando documentos.  Mi sitio, estaba ocupada por una desconocida, a quien besé y pregunté por su bebé. En los otros puestos de trabajo, se escondían caras que me sonreían, que me preguntaban, que me aconsejaban que estudiará. Mi desconcierto iba en aumento, no sabían quién eran; disimulaba, hablando atropelladamente, sobre mi fuga Madrid, en cuyas calles, aún me perdía; sobre mi olvido de las patatas fritas, que ya no comía; sobre la operación de cataratas de mi madre. Mis palabras rebotaban en esas paredes, mientras mi mente ya no sudaba por aprender los recovecos, de ese espacio; limitado a miles de documentos; agrupados en carpetas, en silencios, en vidas consumidas en trabajar, en sueños derrotados ante la evidencia, en cánticos al no despertador. Firmé mi cese, y tuve la certeza que nunca volvería a descifrar jeroglíficos en aquella oficina.
Ana Tapias

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