La realidad siempre es canalla, desabastecida, humillante: unos mandan, otros obedecen; unos tienen dinero, otros sobreviven tirados en las calles, bajo la lluvia, al raso; estampando el frio en su piel; enquistados en los rayos de sol; degustando la idea de que todos no somos iguales; de que Dios es una imagen sin formas, adornada en los altares; de que la vida, se compone de muchas distancias, imposibles de saltar.
Ana Tapias
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