domingo, 12 de febrero de 2017

Ir a Misa

Soy atea, desde hace más de veinte años; mi ateismo no es reversible, ni reciclable, ni de ida y vuelta. Mi ateismo es fuerte, severo, crónico. A veces, voy a misa: en los entierros, bautizos, y con mis sobrinos.  Hoy, me adentré enuna iglesia, grande, voluminosa, espaciosa, moderna, de Madrid. El estilo minimalista, carente de decoración, no me abstrajo al exilio del románico, como hacen las iglesias románicas de Segovia. Una pantalla grande, a la derecha del altar, con letras; me recordó a un Karoque católico. Las canciones eran las de mi infancia. El párroco, era simpático, convincente, encantador; hablaba con los niños; habría unos cincuenta, distribuidos en  ocho bancos. Mis otros sobrinos, se aburrían sometidos al silencio, que imponía una ceremonia; a la que algún día, volverán para recordar esa fe; que era sólo una ilusión más de la infancia.
Ana Tapias

No hay comentarios:

Publicar un comentario