Samuel, de cuatro años, ha dejado su vida, al cruzar el estrecho. Leo su historia, en el Diario"el Mundo"; que es la de su madre, con quien se hundió en las aguas del océano. A Verónique, le detectaron un tumor, que no podía curarse en el Congo; salieron para buscar la curación en España; saltaron de país en país, hasta llegar al estrecho; donde las mafias disponen pateras, que son ataúdes con sueños, muchas veces. La culpa de la muerte de Samuel, la tienen quienes permiten a estas mafias, traficar con seres humanos, que los arrojan al otro lado de la valla. El mar, es una valla de contención, mejor que cualquier muro; como si fueran delincuentes sin derechos, cuando son seres humanos que lloran por un futuro mejor.
Con cariño a la memoria de Verónique, Samuel y de todos aquellos, que dejan la vida en el mar.
Ana Tapias
Con cariño a la memoria de Verónique, Samuel y de todos aquellos, que dejan la vida en el mar.
Ana Tapias
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