martes, 21 de febrero de 2017

Miedo

Mi sobrina, de cuatro años, dejó sus zapatos de pulsera, desgastados, en el comedor. Al levantarme, los he visto, despojados, desposeídos, desnudos de su sentido; que es cubrir los pies;  proteger su desnudez; humanizar los pasos. He soñado con meterme en ellos, para caminar a mis cuarenta y seis años con cuatro años,  y olvidar el miedo, que siempre me ha acompañado.
Ana Tapias

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