martes, 28 de diciembre de 2021

Pepita

Esta fotografía, es del 12 de marzo de 1928, en Madrid. La niña se llama Pepita. Eso dice en el reverso de la postal. Pepita, cuyos apellidos, desconozco acompaña mis días de soledad; es una amiga, a quien cuento mis aventuras, mis desventuras, mis sonrisas, mis lágrimas. ignoro las suyas, pero sé que diez años más tarde, tendría once o doce años, y sobreviviría al asedio de Madrid, a la Guerra Civil; injusta, cruel, innecesaria, que la condenaría a vivir dentro de una dictadura, a la cual imagino que se adaptaría, si es que no se exilió a otro país, donde permanecería escondida de las ideas contrarias  a un régimen impuesto, nunca querido por la población, detestado, pero asimilado pues eran incapaces, de rebelarse, contra la rutina del vencedor, que relegaría a Pepita, como brillante ama de casa, entregada a sus labores, mientras su marido el héroe de la familia, entregaría, el sueldo, para alimentar las bocas diezmadas de sueños de sus retoños; quienes veranearían en la sierra, para si escapar del tedio del blanco y negro, de un país derrotado de norte a sur, de este a oeste,  y Pepita, como consuelo abrazaría su niñez, donde fue al menos libre

Ana Tapias( todos los derechos reservados)©


domingo, 19 de diciembre de 2021

La verdadera Navidad

© Ana Tapias( todos los derechos reservados)
A la memoria de mis cuatro abuelos: Evarista, Encarnita, Saturnino y Leoncio

La infancia es un país donde vuelvo, cuando me siento mayor, para querer ser mayor, desde los zapatos de tacón de mi madre, de mi abuela. Para llegar a mi infancia, he de atravesar  mares del silencio,  océanos de la duda,  islas de soledad,  valles de  lágrimas,  montañas de  sueños y cuando al fin me dejo acariciar por sus calles, siempre grandes; por sus árboles, siempre nevados; por su olor,  siempre a turrón de chocolate; aparecen mis abuelos, guapos, aún no deteriorados por la enfermedad; quienes me abrazan con fuerza, para no dejarme escapar, para sentir que siguen vivos, para contarme sus vidas de lucha, de sacrificio, de guerras, que dejaron a un lado para rodearse de las comodidades que nunca tuvieron, que nunca pensaron, que nunca dibujaron en sus cuartillas, donde aparecían los números premiados de lotería de navidad, que nunca eran los suyos. Para mí, la verdadera navidad, son las sombras de mis abuelos, seres encantados, mágicos, hechizados, por el amor, que me acompañan, cada año, cuando me deslumbran las luces de las calles, y me apresuro a comer desde el recuerdo.


miércoles, 8 de diciembre de 2021

Pesadillas

 

Tengo dos vidas diferenciadas y pronunciadas: la de la mañana y la de la noche, en cada una de ellas, me escabullo, me escondo, me difumino de la otra;  donde no soy más que un sujeto expuesto al sufrimiento, entregado al dolor, sumido en el olvido de mis actos, que carecen de importancia en un mundo de vencedores, donde los derrotados, somos personas anónimas, sin bautizar por el éxito, que luchamos por un mundo mejor, desde nuestros actos, pero nuestra lucha es indiferente a una sociedad, que vaga, por la melancolía detrás de sus ventanas, donde se esconden de la realidad, que inocentemente, se refugia en la noche para volar hacia espacios donde ser feliz

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martes, 7 de diciembre de 2021

Diálgo con el tiempo


 Solos ante el paso del tiempo, intentamos hablar, pero solo acertamos a susurrar “piedad”; no queremos morir; no queremos ser ataúd; no queremos ser recuerdo, si es que alguien nos recuerda; queremos ser eternos, pero el reloj es implacable, nos invita a llorar nuestra despedida cada día, nos postra en el olvido, nos secuestra a la invisibilidad, donde somos y seremos sombras sin nombre

A mis cinco sobrinos: Santiago, Alonso, Guillermo, Mariana e Inesita, con todo mi amor, espero ser inmortal en su recuerdo.
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domingo, 5 de diciembre de 2021

Sensibilidad de la nieve


 La nieve es indicio del olvido, que llevamos escondidos debajo los guantes, sobre los que a veces saltamos para volar hacia el recuerdo; donde un muñeco blanco, con nariz vegetal, con brazos de madera, con nariz de huerta, nos invita a viajar a inviernos sin  dolor, envueltos dentro de la nostalgia del sentimiento, que se balancea sobre nuestras pestañas, que vuelven una y otra vez, al abrazo de la memoria, para resistir a la agonía de nuestros cuerpos ajados, vencidos, insolventes, inmersos en la perdida  del anhelo de soñar.

Ana Tapias( todos los derechos reservados)(©


sábado, 4 de diciembre de 2021

Noticias pérdidas

 No me da tiempo a leerlo todo, a saber, todo, a estar siempre alerta de todo, por eso, acumulo periódicos, que voy leyendo con el paso de los meses; también es una manera de entender mejor la actualidad, puesto que ya sé lo que ha ocurrido;  pero a veces, se me escapan noticias, hay una que ha conmovido mi tristeza. Se encuentra en el periódico, del sábado 28 de junio, que relata como una cooperante española, de MSF, María Hernández, fue asesinada en Etiopía; país perdido entre conflictos, que nunca nos aprendemos, hasta que las balas cercenan la vida de una española. Encuentro, su fotografía, rodeada de palabras, y leo dentro de sus treinta cinco años, la fuerza, la grandeza, la decisión de luchar por un mundo mejor para aquellos que nada tienen; para aquellos que necesitan para sobrevivir, la ayuda de seres cuya existencia traspasa el miedo, como hizo, María y se adentran en sus sociedades rotas para abrazarlos con sus manos. María yace en la memoria de quienes la quisieron, la conocieron, la admiraron.

A la memoria de María Hernández

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lunes, 29 de noviembre de 2021

Fluir de las sensaciones


 

A veces, creo que las cosas que me hablan, que me  invitan a seguirlas, para que pueda entender su destino, que recite sus  sueños, que busce sus anhelos, que olvide sus realidades, que permanecen escondidas, dentro de la memoria, fusilada de sus seres amados; quienes lloran, sin consuelo, el adiós de vocales y de consonantes que han perdido, su abecedario,  para formar parte del ayer. 

Ana Tapias( todos los derechos reservados)(©

 

domingo, 28 de noviembre de 2021

Nombre en la nieve

El martes nevó en mi ciudad, así que, olvidando el frio y las calles resbaladizas, me abrigué hasta no pertenecerme, para caminar sobre mi destino. La nieve es mi infancia, y, los años oscuros del colegio. Nunca me gustó el colegio de monjas, al que me apuntaron mis padres: las niñas eran malas, envidiosas, groseras, antipáticas, crueles; las monjas eran unas maniáticas, que me pegaban si no sabía leer o sumar bien. La nieve es mi abuelo, materno, y su recogedor azul en el balcón, desde donde mirábamos los kilos blancos, sobre los tejados de enfrente. La nieve, es el día el que que murió mi abuelo. La nieve en mi madurez, es no caerme, para seguir sobreviviendo en un mundo que a veces me da asco, pues ha olvidado la empatía, el sentimiento, la belleza, la bondad; un mundo que yace sepultado debajo del egoísmo, de la envidia, del grito, de la náusea, de la guerra, del dolor. No quiero vivir, en un mundo, al que no pertenezco, por eso escribí mi nombre sobre la nieve, para soñar en otra realidad; donde los seres humanos teñidos de esperanza se den las manos, no se las incineren en medio de la incertidumbre. Mi nombre, es solo uno más, que lucha por construir una sociedad sin miedo, ni dictaduras; por una sociedad libre, donde sonreír no sea pecado

 

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sábado, 27 de noviembre de 2021

Dedos desgastados de mis abuelos

 

Uno de mis tíos solteros, murió este verano, vivía en la casa de mis abuelos paternos;  que ha quedado vagando en el tiempo, suspendida en la ausencia, cantando viejos sueños, irreparables, en la memoria, de sus hijos y nietos, quienes acuden, a la casa, en busca de una caricia, de un susurro, de un anhelo, que los abrace, que los bese, que los deje dentro de sus figuras de plomo, que los inhiba de sus lágrimas; que fluyen escondidas a cada objeto callado, frágil, eterno, que fue erosionado por los dedos desgastados, de aquellos, a quienes llamamos abuelos, y ahora fingimos reconocer dentro  de sus cosas que sonríen al destino, sin perder, la confianza en que permanecerán en sigilo como parte del recuerdo.

Con todo mi amor a la memoria de mis abuelos paternos; Evarista y Saturnino, siempre en mi corazón

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lunes, 22 de noviembre de 2021

El secreto

 

Mi sobrino, Guillermo, un niño, cuyos ojos azules brillan humanidad, destellan buen corazón, iluminan sensibilidad.  Se me acerca y me dice “Té voy a decir un secreto". Pensé que no sea nada malo, y me suelta “Sé quiénes son los Reyes Magos", su madre iba con nosotros y en ese momento, mi sobrino, hizo que viajara de mi madurez a mi infancia; donde una niña rubia, se sentía asustada, la noche del cinco de enero, esperando a que los Magos, se abalanzaran sobre la ventana para dejarme regalos;  que no sé si quería  o me gustaban a mí,


o eran deseo de mis padres, de mis abuelos,  que los tuviera para entretener mi cansancio de ser niña que quería ser mayor; y ya mayor, creo que los Reyes son los padres, pues son ejemplos, pues son espejos, pues son nuestra memoria de la supervivencia, pero eso, mi sobrino, lo entenderá, cuando su hijo se lo pregunte, y vea a sus padres canosos, achacosos, débiles a su lado, que caminan con dificultad, esperando que el destino los deje pegados en las bolas de nieve  de cristal cada navidad.

 A mí, Guillermo, con todo mi amor. Puesto que sus secretos cambian el mundo

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domingo, 14 de noviembre de 2021

Caminar al revés de la realidad


 La soledad es niebla en la mirada, que nos lleva a caminar en otra realidad, la que soñamos, la que fantaseamos,la que anhelamos, mientras inútiles, invisibles, indescriptiles lagrimas se aporan de nuestros pasos, asustados de un mañana, que promete dejarnos al lado de un ataud sin forma y con pauperrimos recuerdos sobre el pasado, que fue, existió, que quedó atrapado dentro de las neuronas del tiempo, que nucna es justo ni necesario.

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domingo, 7 de noviembre de 2021

La necesidad de vacunarse

 Uno de mis sobrinos, llegó la semana pasada, acatarrado a casa de mis padres. Estuvimos casi todo el rato con mascarilla; pero, la distancia y el amor, se llevan mal, así que, hubo un momento, en que le dimos un beso, sin mascarilla, mi madre y yo. Le pregunté “¿no tendrás el covid?", mi sobrino, es un adolescente con altas capacidades, que ha pasado el covid y está vacunado, me contestó " no". Pasé de largo de su catarro, pero, mi madre se contagió y yo también, y claro, eso ya es otra realidad; puesto que, mi madre es de alto riesgo. Pasó el covid en marzo del 2020 y se vacunó en febrero de 2021, y en breve, recibirá la tercera dosis de refuerzo. Dos enfermeras-rastreadoras, que llevan luchando contra el covid, desde que empezó a dar señales de existencia, me convencieron para que nos hiciéramos la prueba. Estaba reacia, pero tenía la necesidad de saber si volvíamos a ser positivas o no.  Mi madre y yo, fuimos a las casetas del hospital, nos metieron los palitos, por cada uno de los orificios nasales. El palito giraba, y giraba, como si fuera el planeta tierra, y mis ojos lloraban, angustiados por la enfermedad, que tantas muertes ha causado y causará. Las heroínas anónimas, enfermeras de profesión, que luchan por salvar vidas, desde que la virulencia de esta enfermedad, nos obligó a confinamos al planeta entero, provocando el silencio de un mundo, que llevaba siglos sin escuchar su voz; me mandaron un mensaje para decirme que "éramos negativas”. Lloré compulsivamente, al revivir el covid familiar, en el que nos vimos atrapados, sin saber, si viviríamos o moriríamos. Mi padre, casi se muere, en la habitación de un hospital solo, y sin zapatillas de casa, que no pudo llevarse al irse en las ambulancias de la muerte. Que recorrían las calles vacías, recogiendo a personas con síntomas de un virus, que dejaba ataúdes a las puertas de los cementerios; donde eran despedidos con frialdad, a pesar de que la primavera despuntaba en los jardines, a los que estaba prohibido ir, porque hasta respirar era peligroso. Mi padre se fue recuperando, se sigue recuperando, de las secuelas del covid, que le atacaron de diversas maneras y que nos han obligado a pasar muchas horas en urgencias, haciendo pruebas y más pruebas. La vacuna es necesaria, bien es cierto que no previene el contagio, de momento, pero si protege de una enfermedad agresiva, cruel, inhumana; de la que leo en un periódico, que en Europa del Este, solo hay un 29% de vacunados, debido a una pésima información de sus gobernantes, quienes no alientan a la gente a vacunarse, lo que irremediablemente los llevará al olvido, en siniestros hospitales, donde serán tratados como cuerpos, con la muerte escrita en sus frentes, sin posibilidad de salvación. Y mi tristeza aumenta, por la suma de dolor y de miedo, de seres invisibles, entregados a la supervivencia; encadenados a la inmortalidad de unos regímenes, donde la democracia es un sueño de libertad y de salud, donde solo algunos son capaces de sobrevivir; y mientras, en la Europa del oeste, piden certificados covid, para entrar en espacios cerrados, y las olas, cada vez, son dejadas en la orilla antes, gracias a las vacunas; que han pasado a ser decisivas en nuestras vidas, antes caducas por el más leve suspiro, ahora de nuevo perenes ante un horizonte, que fluye esperanza, a la que han bautizado como nueva normalidad, pero nunca, seremos los de antes, o tal vez sí, eso es parte de la historia que estamos construyendo entre todos. 

Con todo mi cariño a dos heroínas anónimas: Lolita y Anita

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La rueda de la memoria


 .

El hombre de la fotografía, es mi abuelo materno, Leoncio, que permanece ausente de mi vida;  pero pasados tantos años desde que se fuera sin despedirse, le sigo llamando en mis sueños; en mis desvelos; en los objetos que le pertenecieron; le sigo buscando detrás de cada puerta; junto a los cristales; en su habitación; donde sufro arritmias de soledad, encadenadas a infartos cerebrales, que me hacen rodar hasta mi rutina, donde soy incapaz de llorar al descubrir su mirada al otro del recuerdo-

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Con todo mi amor, a la memoria de mi cariñin, mi abuelo Leoncio, siempre en mi corazón abuelito


 

martes, 2 de noviembre de 2021

Pinzas del silencio




Estas pinzas, yacen silenciosas, dentro de la muerte, de uno de mis tíos paternos; quien imagino, que las usaría para colgar sus prendas. Nadie ha querido rescatar las pinzas, de su espacio; por temor a que las huellas, del difunto, contaminaran nuestros pensamientos, envueltos,  en las prisas, en la rutina, en la monotonía, en el estrés de no recordar gestos, palabras, olores, que forman parte de nuestras muertes, que son las de las otros;  que nos invitan a soñar, con no ser eternos, con no congelarnos en la memorias de quienes nos quisieron; con  cambiar de estado para pasar a ser silencio  fúnebre, que nunca habla desde la ropa, sino que se desdibuja dentro del color de la vida, que pasa para todos, que nos ignora a todos, que nos deja a todos como pinzas, inertes, en medio de la nada, donde es imposible llorar a nuestro olvido
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domingo, 24 de octubre de 2021

Distancia del duelo


 

Dos sombras, se acercan dentro de sus silencios, se intentan controlar para no dejarse invadir, por el pensamiento, de la otra, que puede acotar la musicalidad del pensamiento, invitarlo a claudicar ante el error del dolor, que cae,  como si fuera sudor dentro de sus cuerpos invisibles, que se despiden al alejarse, al convertirse en soledad de nuevo; para llorar aislados dentro de su penumbra, a la que se abrazan como si fueran náufragos del olvido


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jueves, 21 de octubre de 2021

Suma de silencios



 El abandono, el olvido, el silencio, se derrumban en edificios, sin dirección, que parecen perdidos en medio del destino; donde se quedaron atrapados, dentro de vidas pasadas, dentro de lágrimas escondidas, dentro de palabras mudas; que recorren espacios sin muros, sin paredes, sin techos, con la sola distancia del ayer, que cae al vacío del hoy como si fuera un rostro sin latido, que muere anclado a la desmemoria de la soledad.

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martes, 19 de octubre de 2021

Pesadillas

Llevo toda la vida, soñando con abundancia, y recordando mi otra vida. Hubo un momento, en que eran tan surrealistas, las imágenes, que me acompañaban días, meses y años, que una de mis hermanas, me dijo, que debería escribirlas. Viajaba en bus, acompañada por un hombre, que era mi novio; entre nosotros había complicidad, risas, miradas, besos. El chicho en cuestión, era alguien de mi adolescencia, que esta mañana he logrado adivinar que se llamaba Gerardo. Un hombre alto, guapo de ojos verdes o azules. Al bajarnos, él se iba con otra. Ella era rubia y joven. Me encontraba sola, en Madrid, cerca de un estadio de fútbol, donde vive una de mis hermanas. Pensé en ir a verla, pero, mi móvil no estaba cargado, no tenía dinero para llamar. Empecé a caminar destino su casa, esperando que, a pesar de ser de noche, se apiadara de mí; pero llevo tanto tiempo sin ir, que me perdí y aparecí al lado de un edificio neoclásico, alto, elegante. Alcé la vista, para ver qué era, pues estaba agónicamente perdida, y leí “Banco de Santander". Llevaba a mi muñeco “Coco”(regalo de mis abuelos, maternos, cuando tenía dos años) junto a mi pecho. Volví a caminar, desorientada, ausente, sin dirección, y llegué hasta la Gran Vía de Madrid, en medio de la noche, era de noche, con mi muñeco pegado. Desde esa zona, sabia ir a casa de mi otra hermana, que, a pesar de la distancia, me costaría más de una hora llegar, lo podría lograr, pero debería anunciarla que me encontraba en Madrid. Envuelta en mis dudas, de si, podría dormir en su casa, me encontré con una madre con su hija, quien me hizo agacharme, para ayudarla a buscar su móvil, pero hizo un movimiento, que me robó el mío. No la pude decir nada, ya que, lo había guardado y en su mano tenía el suyo. Me invadía la tristeza, la angustia, la pobreza, era una vagabunda dentro del destino, atada a mi muñeco, que era el único que conocía de mi existencia. Me he despertado asustada, con mi infancia dentro de mis silencios y de mis lágrimas, tan perdidas como mi ausencia del ayer.

 


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jueves, 14 de octubre de 2021

Lo visible, lo invisible


El Acueducto se yergue, inhiesto, entre las ruinas de sociedades, que lo han precedido; a unos metros, se sitúa el buzón de correos, que se esculpe entre abandonos y suspiros. Abandonado por la tecnología, que lo ha llevado a ser un resto arqueológico de sentimientos. Suspiros, de los seres, inacabados por la melancolía,  que corroe sus huesos de ayer; donde escribir, formaba parte de la entrega hacía  corazones que latían entre, viejas, palabras que  soñaban con acariciar a tinta visible, en medio, de la lentitud, en medio  de la soledad,  en medio de la distancia, de vidas,  ancladas al paso de los siglos, que se cimbreaban en blanco y negro, para terminar llorando ausencias ,invisibles, acogidas por el destino, dentro de piedras, imposibles de soslayar del olvido

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lunes, 11 de octubre de 2021

Crucifixión de los objetos


Cada objeto, ocupa un lugar en nuestra mente, que actúa como si fuera un armario perfectamente ordenado; es necesario, de vez en cuando, descolocar los objetos y darlos otra dimensión, para que se aproximen a nuestras sonrisas, que yacen olvidadas debajo de lo que fuimos y nunca volveremos a ser. Envejecemos empolvándonos los mejillas, para ocultar nuestras arrugas;  a mí me gustan las arrugas, eso significa que soy mayor; que me acerco a la edad de merecer la muerte  y ser un bello ataúd enterrado dentro del olvido de mis sobrinos;  quienes me sobrevivirán, y alguna vez, sacaran mis no joyas de sus recuerdos para sentirme a su lado;  como yo siento, a mi abuela, en su viejo sifón de la"Revoltosa", espejo de sus días de trabajo, de sus noches de descanso, de sus sonrisas de eternidad, que como si fueran un bodegón del tiempo, fotografió, porque no puedo dejar de llorar de la felicidad, si la encuentro en fotos en blanco y negro, donde mi abuela materna, Encarnita, siempre me escucha y nunca me contesta, cuando la cuento mis malos días; porque mi abuela, fue una victima más de una guerra, que la impidió ser libre y volar hacía sus sueños, espacio que rozó cuando escribo.





 Con amor a mis cinco sobrinos: Santiago, Alonso, Guillermo, Mariana e Inesita

Vuestra tia os quiere
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jueves, 7 de octubre de 2021

El peso del camino

Las experiencias forman parte de nuestra convivencia con la rutina, que nos acosa desde el despertador, imaginario, que se balancea sobre nuestras obligaciones impuestas por la necesidad de sobrevivir, dentro de un mundo de envidias, de odios, de puñetazos, de seres, con corazón como nosotros, pero que late al ritmo de sus espejos rotos, imposibles de reconstruir por nuestras sensibilidades, que lloran sujetas a sus malos actos, que nos persiguen como si fueran sombras en nuestros cuerpos, que pesan demasiado; que rompen balanzas;  que destrozan piernas; que acaban incrustadas en cuerpos informes, que nos devuelven a la nada de dónde venimos y adonde siempre volvemos

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lunes, 4 de octubre de 2021

Soy recuerdo

El recuerdo es una vieja fotografía, escondida dentro de la memoria de las ausencias, de quienes somos y nunca nos iremos-.  En la imagen, aparecen cuatro chicos jóvenes trajeados; tres de ellos con corbata, uno de ellos fumando. Una de las caras, que sonríe es la mía, pues soy parte de él; yo estaba allí, caminando en blanco y negro, al lado de la castañera, que se afanaba en asar las castañas para sacar su familia de la pobreza clandestina, que se calentaba dentro de sus manos.  No vamos abrigados, nos creemos que somos inmortales, pero pronto llegará una guerra que nos destrozará la calma y nos convertirá en sujetos sin voz, anclados a una dictadura, de la que saldremos mayores para ser libres. Nací con cincuenta y nueve años, pero no tenía arrugas, no estaba enferma. A los siete años, un cáncer me dejó enferma, estuve diez años sufriendo. Morí con 75 años,, dejando atrás, mi forma de hombre para ser una niña, que ahora envejece. Dentro de unos años, formaré parte de mis sobrinos y seguiré soñando.

 

A la memoria de mi abuelo materno Leoncio Garcia Redondo, con todo mi amor
Ana Tapias/ todos los derechos reservados=©





viernes, 1 de octubre de 2021

Luz del deterioro



 Envejecemos sin darnos cuenta, nuestros espejos siempre nos señalan como si fueramos jovenes, y siempre nos engañan,pero llega un dia que el reloj se para, que las piermas no  funcionan, que la mirada se resiste a posarse en la distancia, que el corazón se vuelve perozoso y entonces nos encontramos en otro cuepro, porque el nuestro pertenece a nuesta memoria, donde corre agil, donde sueña sin meiedo, donde baila bajo las estrellas sin frio, que recorren nuestros bautismos en la esperanza de ser eternos.
Ana Tapias( todos los derecchos reservados(©

martes, 28 de septiembre de 2021

Emociones


 No sé si las emociones las posterga el paso del tiempo, que besa segundos, minutos, horas, días, semanas, meses, años, pero esta mujer que he fotografiado de espaldas, para no desvelar su identidad, es una heroína del tiempo con aureola de santidad de la supervivencia. Me dijo, hace años, que se llamaba Luz Divina, me la encontraba en el parque donde iba con mis sobrinos; ella, acudía en busca de conversación, de aventurarse en la fantasía de los niños para poder sobrellevar su pasado. Nunca se casó, no sé con quién vivió, pero sé, que pasó un cáncer de ovarios, que  la quemó por dentro. Imagino que, en todo el proceso, estuvo sola, aislada, encerrada en salas de hospital y lejos de las iglesias, donde acude a rezar a su dios, que es el que la levanta cada mañana. Se ha caído muchas veces, y todas ellas me cuenta, que no puede caminar, que la duelen las costillas, que ha vomitado, que nadie la ayuda en la residencia sacerdotal donde vive;  pero nada la importa, pues sigue hacía delante sin mirar hacia atrás; continua Iniesta, convencida, entusiasta, que ha saltar los obstáculos,  acariciando la victoria, de un mundo al que sonríe cada despertar;  siempre que la encuentro eleva mi alma hacia su destino, inmerso en la elegancia de adaptarse a cada circunstancia libre de miedo, es necesario aprender de su ejemplo de resistencia, pues ella, es una mártir del sufrimiento, que debería tener su día en el calendario.


Con cariño a mi amiga Luz Divina
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Noticias pérdidas y atrevesadas en los periódicos

El soporte de la fantasía


 Cada semana, me gusta hacer fotografías creativas, que tienen un nexo entre sí; el paso del tiempo  sobre las personas, que encuentro en viejas fotografías, que por algún motivo han llegado hasta mí; el  paso del tiempo sobre desusados objetos, que encuentro olvidados en cajones cuya existencia desconocía; el paso del tiempo, en deprimidas,  zapatillas, arrojadas, dentro del armario, porque los pies buscan equilibrio que con ellas pierden;  así he llegado a crear esta imagen que al verla, me ha llevado a la escultura de la Dama de Baza, ha sido instantáneo, fulminante, arrogante, lo que he sentido, y es que adivino que  mi soporte de la fantasía está construido sobre silencios, sobre soledades, sobre otros lugares, en los que he soñado sin saberlo y a los que vuelvo sin pedir permiso a mi memoria

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lunes, 27 de septiembre de 2021

Realidades

Caminaba absorta en mi despertar, cuando varias realidades se cernieron sobre mí; un globo que surcaba los cielos de mi ciudad, cargado de seres que hablan pero no vuelvan, quienes son invitados a soñar con ser algo más que  bípedos; el cristal de una tienda de ropa interior, que mostraba piernas de plástico con medias para que mis piernas gorditas y rellenitas, que se sumergen en las dudas, en las incertidumbres, en los miedos de la rutina que acosan mi libertad, se volvieran estilizadas y elegantes, si me decidiera a volar, y asi olvidar el vértigo a la mediocridad, de las personas que me rodean con sus envidias, para sentir el bautismo de la felicidad


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miércoles, 22 de septiembre de 2021

El otoño


 El otoño cruje en silencios en blanco y negro que se acuestan en nuestra memoria, que se vuelca perezosa al escuchar el sonido del viejo despertador, que yace olvidado dentro del espacioso cajón, donde comparte palabras con camisetas estrechas, que escucharon vidas pasadas, observadas a través de cuerpos erosionados por otoños que escupen hojas como si fueran reglones tachados en medio de la nada, que invita a caminar sin rumbro dentro del ayer.

A mis cinco sobrinos, que espero me recuerden cuando sea nada. Os quiero: Santiago, Alonso, Guillermo, Mariana e Inesita
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viernes, 17 de septiembre de 2021

Calles y tropezones

Vivo en una ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad, que debería ser ejemplo de todo, pero solo es del abandono: pues sus calles están sucias,  cargadas de baches, donde se tropiezan y caen autóctonos y foráneos, quienes se dejan la piel, articulaciones, en el mal uso de los impuestos, de lo que vivimos entre monumentos, que son recuerdos de un pasado que fue mejor que el presente , que se pierde dentro de los descuidos de los regidores de esta tierra castellana, de manos congeladas, de suspiros suspendidos, de sopas de ajo, de jotas, de poetas sin rumbos, de silencios que lloran debajo de las sombras, el devenir, de calles, con sentimientos que deberían ser respetados no olvidados

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martes, 14 de septiembre de 2021

La tía María


Mi abuelo paterno, Leoncio, tenía siete hermanos, entre ellos María. Era una mujer mayor, de pelo blanco; a quien debía dar besos cuando me lo pidiera. Nunca me gustaron los besos, tal vez porque era tímida, huraña, desconfiada. La tía, María, se puso enferma, pocos días después de que la negará un beso, siempre he llevado ese peso sobre mi conciencia de niña. Nunca tuvo hijos, ni se casó, pero creo que tuvo algún novio, o al menos fantaseo con la idea, que la pretendió algún muchacho con el que se ilusionó, pero del que se distanció por consejo de su padre, un férreo militar, lleno de rectitud, de silencios, de honor, que no quería que su hija mayor, se fuera de casa con un joven sin futuro. Entregando a su hija a ser tía de muchos sobrinos, a quienes cuidaría para paliar sus sueños de madre atrapada en otro cuarto de estar. Los últimos días de su vida, los pasó en un dormitorio de la casa de mis abuelos.  Recuerdo como la bajaran en una silla, casi muerta, al hospital. No sé qué pensaría en sus últimas horas, tal vez en mi beso; o tal vez en volar hacía el horizonte, para abrazar otro destino diferente al que tuvo que resistir

Con amor a mí tía abuela María García Redondo

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lunes, 13 de septiembre de 2021

Palabras sin rumbo

 

Leo periódicos atrasados, donde encuentro palabras, de políticos, que me invitan a la desidia, al abandono, al suicidio del sentido común, a la opresión del pensamiento dirigido por líderes de mercadillo; a quien nunca compraré nada, aunque me lo regalaran en campaña electoral como marketing de sus siglas. “….La concordia es un valor económico y la discordia territorial o partidista, es un lastre económico":.. Frase de un estadista del país, que me lleva a vocales, a consonantes, descoordinadas, en una frase cuyo destino es el olvido; es atormentar al ciudadano; es inocular el virus  de su verdad, que choca contra la realidad, que se tambalea dentro de un columpio de idas y de venidas entre días de calendario que no volverán.

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jueves, 9 de septiembre de 2021

Decrepitud de la memoria


 

Objetos sin bautizar me persiguen, me acosan, me intimidan en mi rutina, para  dejarme en la nostalgia de lo que me espera, que es olvido  incrustado dentro de mi propio deterioro; que llegara sin darme cuenta, que me postrara en una cama de hospital, donde moriré sola o tal vez,  acompañada, pero sin permiso de mi inteligencia, que habrá sido devorada por el tiempo, al que nunca volveré vestida siempre desnuda de mí;  entregada al adiós de mi memoria, que formará parte del universo, desde donde sonreiré ahíta de momentos

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martes, 7 de septiembre de 2021

La derrota del tiempo

 El tiempo pasa inexorablemente por nuestros cuerpos, hasta convertirlos en meros desechos, que se pegan a las calles, donde son vencidos por ráfagas del destino, cuya dirección es sepultar la memoria, que yace abandonada en el silencio, hasta que llega alguien que recuerda al hombre, o a  la mujer, joven, en plenas facultades, con pelo, con sonrisa, con piernas, que salen del marco del olvido, para caminar erguidos en el horizonte, donde se dejan querer por el ayer, por el hoy, y por el mañana

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La radio de antes

 

Apenas recuerdo aquellas voces, que salían del aparato, enorme, que tenían mis abuelos en la cocina o del pequeño transistor de mi madre en el comedor. Llegábamos del colegio, mis hermanas y yo( nos iba  a buscar el abuelo) entrabamos en casa y aparecían mi madre y la abuela; aferradas a su monotonía de amas de casa; sentadas, cosiendo, concentradas, escuchando la radio, con la que me he vuelto a encontrar por la muerte de Manuel Lorenzo, el abuelo, de  la" Saga de los Porretas"; de voz, cansada, pastosa, entusiasta, que se confundía con mis meriendas de salchichón  o de nocilla; los días que no veíamos los payasos de la tele. El eco de su voz, son mis sueños, mis fantasías, mis juegos, mis desvelos, que aprendían a entender un mundo donde desconocidos, nos dejaban emociones visibles, que se colocaban junto a las sonrisas de las viejas fotografías de mis bisabuelos; seres sin destino, atrapados en marcos del tiempo; hasta donde he vuelto a viajar con mi uniforme gris de rayas azules, para ser una niña sin espejo, sujeta a la radio de la memoria, donde siempre vivirá Manuel Lorenzo.

Con admiración a Manuel Lorenzo, que fue el abuelo de todos los españoles

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miércoles, 1 de septiembre de 2021

Cenicienta de la luz

 La luz en España, ha llegado a ser un consumo de lujo; gracias a los impuestos que tenemos que soportar los arduos ciudadanos; que camínanos a oscuras con las facturas, impresas en sangre, en sudor y en lágrimas. A duras penas, nuestras manos, agotadas, alcanzan el interruptor de la luz; los callados electrodomésticos; el ausente frigorífico; la vacilante la lavadora; el melancólico tocadiscos; el cariacontecido televisor, que asume su ineficacia, frente a nuestros ojos derrotados por una inflación que cualquier día llega hasta las estrellas, adonde suelo viajar cuando tengo que limpiar, cocinar, planchar; pues solo puedo hacerlo de noche o de madrugada, dejando mi zapato bajo una farola, esperando a que un soñador me rescate y encienda la luz de mi cuerpo, que torpemente se arrastra entre el olvido de las sombras.


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lunes, 30 de agosto de 2021

Bautizar el tiempo.



 El viejo despertador, del tío Esteban, me saluda insistentemente; para protegerlo de la soledad, lo he cubierto con mi gorro de cuando era pequeña. Fui pequeña, aunque no lo recuerdo ¡He cambiado tantas veces de forma, de color, que a veces no sé quién soy, pero, me llaman siempre por un nombre, que debe ser el mío, que no logro olvidarme! El despertador baila en mi mesilla, angustiada, por no llegar a la hora a mis obligaciones, impuestas por el calendario de no soñadores. Un día cualquiera, me voy a armar de valor para bautizar el tiempo, y así al menos, tendré fe en mis arrugas incipientes de sufrimiento; en mis pies caducados de lágrimas; en mis agarrotadas manos de soledades; que ya no se sentirán solas, pues contarán con la iglesia de los minutos, a los que rezaré para pedir más tiempo para vagar por mi destino.

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sábado, 28 de agosto de 2021

Añoranza de la nieve

En estos días de calor, vuelvo mi nostalgia hacia el invierno; donde caían débiles de copos de sueños sobre mi bufanda; que caminaba anclada al calor, entumecida por la fría huella del destino; sujetada por mi mirada al revés que necesitaba consuelo para mi angustia, contagiada de lluvia; que resbalaba entre mis mejillas en soledad; aterida a la circunstancia de ser y no poder; de ser y no tener; de ser y no deber, a nadie mis sonrisas, que vagaban desvaídas, desmayadas, despavoridas, entre estaciones
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viernes, 27 de agosto de 2021

Diálogo con las estatuas

 

Leo un periódico del 12 de junio de 2021, que las estatuas de Colón e Isabel la Católica, son retiradas de madrugada en Bogotá, tras cuarenta seis días de huelga; donde la ira de los ciudadanos, golpea a lo que no habla, a lo que no decide, a lo que no importa. Dos estatuas, que si pudieran hablar, dialogarían con los hombres acuciados, vencidos, derrotados, por el hambre, por la pobreza, por las malas condiciones labores; sobrecargadas de un virus, totalmente, incontrolado, y cuyas medidas de contención no son eficaces, pues es necesario cruzar calles, a travesar caminos, bucear en medios de transporte, cargados de esperanza, que sueñan con sobrevivir en el mundo de hoy, no en la conquista del pasado; que quedó anclada hace siglos, adonde solo es necesario volver para escuchar documentos, objetos, espacios, que nos inviten a entender sus circunstancias sin ser juzgadas, puesto que las leyes del paso del tiempo las han borrado. Lo necesario para los colombianos, es cambiar a aquellos que traicionan sus anhelos de sonreír.

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martes, 24 de agosto de 2021

Otras guerras, otras realidades, otros mundos

 

En este más de año y media de virus,  descontrolado que llevamos, ya nada nos sorprende, pues tenemos el sistema inmunológico vencido, derrotado, acosado, por una enfermedad invisible, que se cuela dentro de nuestros pulmones para asfixiarlos; pues así, han entrado los talibanes en Afganistán, para tomar las ciudades, los pueblos; que no ofrecen resistencia; que se dejan llevar por la intolerancia de unos cuantos elegidos; seres de raza superior; de un país acorralado, por la guerra, por la pobreza, por la corrupción, desde hace muchos años como para recordar el significado de una sonrisa;  que se despide, silenciosa, al lado de hombres con turbantes, con fusiles, con barbas;  quienes nos miran con osadía, con arrogancia, con verborrea de amenazas. Cuyo objetivo es sembrar el miedo en nuestros cuerpos occidentales, que no permanecen ausentes como el de las mujeres, afganas, que se aíslan envueltos dentro de un vestido tocado por la religión;  donde no es posible adivinar el sentimiento;  que desfigura el recuerdo de los gestos, que yacen enterrados, en la soledad, de una ley, escrita para doblegar sueños femeninos; que carecen de libertad, hasta para hablar dentro de sus, escuetas casas;  donde su presencia molesta a los espejos, ocultos, dentro de cajones cubiertos de amenazas, de balas, de piedras, que lapidan la inteligencia, que ha olvidado su sentido, en un país, cuyo aeropuerto, se cubre de la sangre de inocentes; quienes huyen de la tortura, de unos señores enfermos de poder, que hablan de un dios, al que no rezan; en el que no creen;  puesto que si lo hicieran  abrirían sus almas hacía el horizonte, que llora día y noche en Afganistán.

 

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miércoles, 18 de agosto de 2021

Nueva realidad, nuevas palabras


  Una locomotora lenta, ruidosa, se acerca al mundo. Sus puertas se abren, lanzan un virus que se propaga como si fuera un incendio sin controlar, que quema los pulmones a millones de personas, que mueren como si fueran víctimas de una guerra, sin metralletas, sin bombas, tan solo con un ente invisible, que juega con los humanos para desprenderse de ellos, en cualquier espacio donde sus cuerpos quepan, para ser enterrados en soledad, sin lágrimas, con llamas del dolor del fallecido, que no esperaba morir por algo del nunca le hablaron, ni se imaginó. Los que viven se escoden dentro de sus casas, si salen, es con mascarillas, con guantes; evitando cruzarse con familiares, con amigos, con vecinos. La dictadura de la falta de libertad, se ha instalado en el pensamiento, que solo repite: PCR, positivos, confinamiento, incidencias, vacunas. Un presidente, sin rumbo fijo, se tambalea delante de los ciudadanos, quienes miran sus relojes, esperando que se calle, que se vaya de una vez, que diga la verdad de lo sucedido. Pero, el presidente, aupado por la irrealidad, no se calla nunca, cree que ha vencido al virus, que sigue dejando sin latido a miles de personas, que no son capaces de soñar sin miedo. Campos de exterminio, cunetas, territorios sin nombre; esconden a fantasmas que se ahogan sin identificar, en medio, del silencio;  que nunca hablará para decir la verdad de una guerra sin tregua, cuya derrota llevamos escrito quienes lo hemos padecido .


A las víctimas del Covid

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martes, 17 de agosto de 2021

Tres vidas y un destino


 


Mi madre guarda fotos, que rescato del olvido para adentrarme en sus escuetas vidas, al menos de las dos mujeres: de quienes apenas tengo noticias. Lo que sé, es de oídas, y mi oído, va envejeciendo.  El niño de comunión es mi tío abuelo, Amador, hermano de mi abuela, Encarnita; quien murió con cuarenta años, recién casado. A mí tío abuelo, a pesar de no haberlo conocido, le tengo amor. Suena extraño e incomprensible, pero mi amor hacía él, es espejo del de mi abuela. Es como si fuera una prolongación de su sonrisa; cada vez que le veo en fotografías, lo imagino guapo; tanto como mi abuela, o como una de mis sobrinas, que me le recuerda. Con sus profundos e inabarcables ojos verdes, que conquistarían mundos; que construirían imperios; que vencerían a los enemigos, sin necesidad de recurrir a la violencia. Las dos mujeres, eran sobrinas de mis bisabuelos. Las dos se fueron de España. Adivino que por la pobreza que había en los años veinte. De la mujer del moño, no sé el nombre, solo el primer apellido “Heredero”, viajó hasta Cuba donde la fe en Dios, la llevó a ser monja. Ignoro el año de su muerte, tal vez, conociera la dictadura comunista de Fidel Castro; o tal vez, su cuerpo se hallaría abrazando la eternidad. La mujer de media melena, se llamaba Patrocino Sanz, se fue a Chile. Imagino que se casaría, tendría hijos, y nietos; y tal vez, lleguen mis palabras a sus descendientes, que serán mis primos, a quienes me gustaría conocer, pues siempre me siento huérfana al ver fotografías sin bautizar por la realidad

A la memoria de estas tres personas maravillosas.


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lunes, 16 de agosto de 2021

Muros del olvido

Camino envuelta en otras épocas, en otras emociones, en otras distancias; que me cuesta escalar, puesto que, al intentarlo, pierdo el equilibrio, caigo y mi sangre forma parte de esqueletos, enterrados dentro de los muros del olvido; de donde nadie los rescatará; puesto que, sus voces no susurran, no hablan, no gritan al destino, solo lloran cubiertas, de silencio, en sus columnas del tiempo;  inmersas en relojes sin sentimientos, ni besos, que las muestran indiferentes al sufrimiento de la miradas, en blanco y negro, que las interrogan en busca de respuestas a su soledad.

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jueves, 12 de agosto de 2021

Sombras que abrazan la soledad


En uno de mis paseos, descubrí tres gatos, en una zona ajardinada.  Se lo dije a mis sobrinos; quienes emocionados me acompañaron hasta el lugar; llevamos pan, y algo de agua, por el calor excesivo. Los bebés, aprenden a comer; bebe es más fácil. Sus diminutos cuerpos, se entrelazan con nuestras sombras, que abrazan su soledad, que vagabundea por las calles, anhelando un hogar, donde ser aceptados como parte de las rutinas del encuentro; mientras admiten su abandono en la incertidumbre, donde cada día son pequeños héroes.

A mis sobrinos con amor

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miércoles, 4 de agosto de 2021

Imperfección del destino


 Me aburren las personas pluscuamperfectas, que siempre ponen el acento a todo lo que hacen; que siempre imponen su criterio; que siempre pisotean las ideas de los demás; que no son capaces de tender la mano al que cae; al que se choca; al que se cruza de camino, sin mirar, la dirección. La perfección es un recurso de las personas infelices, siempre reivindico la imperfección que abarca hasta el destino de una grúa, cuyo reflejo no cabe en el muro de una pared, que dentro de unos meses serán casas, con seres, sin definición amarrados a sus sueños de supervivencia, incrustados como todos los sueños en el olvido


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domingo, 1 de agosto de 2021

Vahido del silencio


 Las palabras se desvanecen, ante la inmensidad del silencio, que expande su voz dentro de la nada; donde es devorado por la rutina y sus platos de supervivencia hasta convertirse en una masa de aciertos y desaciertos con lengua, que reposa el sentimiento dentro del adiós, del que nunca se pierde entre las brumas del abandono.

 



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viernes, 30 de julio de 2021

Y si las palomas tuvieran vértigo

Caminaba junto a mi sobrino, mayor; quien se ha convertido en mi mejor amigo. No debe ser fácil caminar a mi lado; puesto que me paro, cada segundo, para hacer fotografías, ya que, todo me parece bello para recordar, pero esta vez, fue él quien se fijó en una paloma sobre uno de los pináculos de la catedral de mi ciudad; y pensó en qué pasaría si las palomas tuvieran vértigo; animándome a escribir sobre ello. Imagino que la paloma soy yo, que me da pánico mirar al suelo desde lo alto. Vuelo hasta adonde me llevan mis alas, mis ansias, mis anhelos;  a veces, me vence el cansancio; busco un refugio, donde dejar mis lágrimas. Solo me siento segura, en lo alto de los edificios; las catedrales, me dan paz, me producen sosiego, me inspiran oraciones. No logro estar tranquila, a pesar de sentirme segura, de las agresiones de humanos, de perros, de gatos; sé que debajo de mis patas, se extiende un mundo que no soy capaz de entender. Si dirigió mis diminutos ojos hacía el fondo de la realidad, me mareo, me tambaleo, dispuesta a caer y quedar explayada en medio de una calle, bautizada, en honor a un hombre ilustre, a quien nadie reconocería bajo la lluvia. Mi cadáver ,será acariciado por los pelos de una escoba, de un trabajador anónimo con problemas para pagar las facturas, que me escudriñará con asco, y tal vez, algo de pena por mi destino: morir en soledad. A pesar de ello, soy una paloma aferrada a sus sueños, y, volaré pese al vértigo del adiós.

( fotografia de S.G.T)
Con amor, a mi sobrino S.G.T
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miércoles, 28 de julio de 2021

Noticias olvidadas

 

 No tengo tiempo de estar, al día, de todas las noticias, tan solo de las importantes, decisivas, estratégicas, así que, mi única opción es acumular periódicos, tengo el “Síndrome de Diógenes cultural". Leo una noticia del 13 marzo, donde un hombre mata “presuntamente" a otro. El suceso ocurrió en Villaueva de Henares( Palencia) Al lado de las palabras, que marcan dos tragedias, encuentro la fotografía del presunto asesino; quien nunca irá a juicio puesto que se suicidó. Es un hombre de media melena, negra, rizada; ojos de color; mofletes, caídos; coloretes rojos. Mira al destino, sin contundencia, ni atisbos de ser un vengador con escopeta; dispuesto a disparar contra quien no se ajuste a su calendario de vida, de emociones, de sueños. Él ha desistido ser importante, para ser mediocre, para ser malo, para ser vulgar, dejando, al otro lado del silencio, a un señor mayor; con las constantes vitales apagadas, extinguidas, huérfanas, entregadas a ser un fantasma, sin huellas dactilares, acosado por el olvido


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Longitud de los sueños



 Nuestra rutina nos envuelve como si fuera una sombra kamikaze, que nos mata la energía, y el anhelo de pensar en nuestros sueños, cuya longitud parece un largo trecho con un pavo real al fondo, que picotea, lentamente, nuestra voluntad; que se resquebraja, que se quiebra, que se despieza, dentro de los baches del destino, que nos ahogan dentro de las lágrimas, que caen hacia nuestras mejillas, cargadas de sangre; sujetas al sufrimiento; pintadas de dolor; que nos aleja de la utopía de ser felices, pero siempre hay un banco para sentarnos, para respirar, para coger aire, y seguir inflando nuestros sueños
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domingo, 18 de julio de 2021

Ternura de lo imposible

Hay momentos que nos sacuden el alma, que nos inflan el sentimiento,  como si fuera un globo cargado de esperanza,  que vuela hacia el horizonte donde se encuentra con la ternura; que es una estrella que brilla a lo lejos, sin decisión, pero con belleza que nos envuelve en un instante, donde nos olvidamos del frio de las circunstancias; que nos invitan a llorar, que nos aconsejan ser estatuas;  que nos postran en la indefensión; que nos secuestran de la felicidad, pero gracias a ese instante ,de ternura, podemos volar hacía la libertad


 

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A mis cinco sobrinos con amor, que vuelen hacia la libertad sin miedo

viernes, 16 de julio de 2021

Desmantelamiento del recuerdo


 Sabemos que hemos existido gracias al recuerdo, que nos lleva, que nos acomoda, que nos impulsa hacia otro lugar, donde amamos a seres, que volaron, sin permiso, hacia un lugar sin semáforos, cargado de estrellas, adonde solo llegamos a través de nuestro corazón, que se erosiona con las medicinas del destino, que van abandonando imágenes, cargadas de lágrimas, que en los días de lluvia, se cuelan por las rendijas del olvido, donde quedan atrapadas un día sin ventana, sin horizonte, sin susurros, donde el hielo vigila la mirada


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